Si tengo que elegir entre lo más triste y bello de la vida, elijo
quedarme aquí en este río de corrientes lingüísticas donde cada palabra me abrasa la lengua, mientras bebo el agua ardiente de poesía. No en la muerte del sol o en los abrazos rotos de las ramas del sauce.
Pero
hay tantas playas estrelladas
en la orilla del frío
donde mi piel se curva
esperando tu fuego demente
flotando sobre el agua
que me hago resplandor
entre sus llamas y hierven las metáforas
en tu aura infernal
-pasión profana-.